jueves, septiembre 27, 2007

About a book named "Lolita"

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía.
Su nombre era Dolores Haze; una niña de cabello castaño y ondulado, 1.48 de estatura, esbelta, hombros color miel y trece años de edad. Sentada junto a sus compañeros en un salón de clases un hombre cualquiera no hubiera reparado en ella: no era ni la más bonita, ni la más lista, ni la más educada. Pero cuando los ojos de Humbert la descubrieron entre las azucenas del jardín de aquella casa en Ramsdale, Lolita le pareció la más hermosa entre todas. Humbert era extranjero, de voz profunda y hombros anchos, y estaba próximo a cumplir cuarenta.
Vladimir Nabokov publicó Lolita en 1955, aunque el nacimiento de la historia oscila entre 1939, cuando radicaba en París, y 1954, durante sus diversos viajes por los Estados Unidos. Su acogida entre los editores no fue nada favorable, pues muy pronto le imprimieron el sello de “pornográfica” y la rebajaron al nivel de las novelas baratas.
Lo-li-ta: la punta de mi lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta.
¿Qué llevó al protagonista, el versátil Humbert Humbert, hasta aquella niña? Un amor precoz súbitamente interrumpido, numerosas niñas que jugaban en los parques de Francia, un grotesco matrimonio disuelto, un viaje a Nueva York, la búsqueda de un lugar tranquilo en donde escribir y un incendio. Todo esto desaparece en el segundo en que sus ojos la encuentran.
Desde ese instante Lolita se convierte en el motivo de Humbert para quedarse en un pueblillo como Ramsdale. Sus días giran en torno a la pequeña nínfula (nombre con el que designa a todas esas “niñas demoníacas” que, conscientes del efecto de su hermosa, convierten a hombres como él en esclavos de sus caprichos). Gasta horas enteras ideando la forma de pasar cerca de ella, de mirarla sin levantar sospechas, de rozar su pierna casi accidentalmente al hablar con Charlotte Haze, la madre. Garabatea incesantemente con letras minúsculas en un cuadernillo los avances de Lo por la casa, los detalles de su cuerpo, así como las intrusiones de la Sra. Haze, quien, por su aversión a Lolita y su creciente interés en Humbert, se convierte en un gran obstáculo. Sueña el extranjero con desastres que borren a la gorda Haze de la tierra y depositen a Lo en sus brazos. Hasta acepta casarse con ella para así, como padrastro, poder estar cerca de la niña sin parar en la cárcel.
Finalmente cuando Charlotte descubre el cuadernillo en el que Humbert ha desahogado toda su locura y éste siente que todo está perdido, un fatal accidente tiene lugar que lo convierte en un hombre viudo y el pariente más cercano de Lolita.
¿Cómo transcurre la vida de Lo después de este incidente? A merced de Humbert, quien sabe que podrá hacer con ella todo lo que desee. Después de todo, él mismo lo confiesa: “Lo no tenía absolutamente ninguna parte adonde ir.”
Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.
No es Lolita, en el fondo, una novela erótica. El mismo autor declara, en un comentario anexo, que ese libro es “el relato de sus aventuras amorosas con la lengua inglesa.” En parte, esto es lo que le da gran valor a una novela que desborda en belleza hasta la última frase. Pocos autores se atreven a jugar con las palabras en la forma en que Nabokov lo hace. Sus descripciones llenas de humor e ingenio producen en el rostro del lector una sonrisa casi cruel, a la vez que una imagen definida que queda permanentemente grabada en la memoria. Incluso sus personajes son víctimas de este juego (el señor Taxovich, la señorita Vecina), que los hace inolvidables aunque sean secundarios o de ambientación. Cada detalle es importante en la Norteamérica inventada de Nabokov, todos los cabos se atan y dejan en el lector paisajes descritos por manchas de brillantes colores.
Y entre todo ese universo Lolita es la más bella figura, siempre caprichosa y obstinada, leyendo historietas y revistas de cine, jugando tenis con una falda blanca y raquetas costosas. Pero también siempre bajo la mirada celosa y los deseos de H.
Sin notarlo siquiera, ella se convierte en su amor imposible, en su tragedia. Cuando Humbert pudo alcanzar el corazón de Lolita vivió cegado por el potente deseo de su cuerpo de nínfula; cuando su propio corazón reclamó a gritos a la que ya jamás volvería a ser niña, Lolita se encontraba demasiado lejos.
Por eso Humbert relata su historia y la de Lolita, porque sabe que es esa la única forma en que podrán estar juntos.

Liliana Ma. Garza Saldívar

Nabokov, Vladimir. Lolita. Editorial Anagrama. 1999.